El deterioro de la humanidad se ve reflejado en el estado y la alimentación de los niños

Hace ochenta y cinco años la humanidad tocó fondo, haciendo alarde de una apatía y falta de compasión total y absoluta hacia su prójimo. Hoy estamos peor gracias al consumismo voraz y despiadado que no respeta humanos, animales, ni medio ambiente.

Estamos inmersos en un torbellino mental en donde cuerpos asimétricos buscan desesperadamente soluciones mágicas en clínicas de adelgazamiento -que siempre te estarán esperando con los brazos abiertos para recibir las montañas de dinero que tú le vas a donar de manera más que cándida-.

Tu sobrepeso no lo va a solucionar ni el dietista, ni el sicólogo, ni Mandrake. La solución pasa exclusivamente por ti, cuando te pongas las pilas, dejes de alimentarte de cadáveres, dejes de llorar que no tienes tiempo -cuando pasas más de cinco horas diarias mirando programas de cocina en la maldita televisión-, te pongas las zapatillas y comiences a sudar la camiseta.

La ignorancia de un pueblo también se puede apreciar en la forma que comen sus ciudadanos. La mejor manera que tienes de demostrarle amor a tus hijos, es dejándoles un planeta reverdecido y no la cloaca que heredaste de tu madre y tu abuela y que con tu impericia supiste agrandar y tecnificar.

A lo único que la "maravillosa" tecnología te llevará es a dar ese paso al frente que te precipitará al vacío; al vacío de compasión, de solidaridad, de altruismo. La única forma de volver a las fuentes es a través del veganismo; no te resistas. El cambio es lo permanente, asúmelo con responsabilidad y alegría.

Pese a que soy esencialmente demócrata y respeto las opiniones de los demás, considero que el veganismo es la única verdad.

Alejandro Goldstein