La familia vegana
El vídeo que les presentó en esta oportunidad es el de una familia vegana común y corriente, que lo único que busca es vivir en armonía con su filosofía de vida, satanizada a ultranza por una sociedad que no ha sido enseñada a transigir con aquellas personas o comunidades que razonan y sienten de manera diferente. Muy al respecto, incluí al principio de mi libro “Fueron felices y comieron perdices” el excelso pensamiento de Mahatma Gandhi: “mucha gente, especialmente la ignorante, desea castigarte por decir la verdad, por ser correcto, por ser tú. Nunca te disculpes por ser correcto, o por estar años por delante de tu tiempo. Si estás en lo cierto y lo sabes, que hable tu razón. Incluso si eres una minoría de uno solo, la verdad sigue siendo la verdad.”
El matrimonio protagonista del corto busca los medios para que sus hijas sean aceptadas tal como son y que se les brinde la comida apta para la cosmovisión que las pequeñas adquirieron en el ámbito familiar. Quién piense que un niño vegano se puede marear por las “exquisiteces” que les son ofrecidas a los niños en los cumpleaños está profundamente equivocado. Partiendo de la base de que estos críos son educados que es un error ético y una injusticia comer los cadáveres de seres inocentes, es prácticamente imposible que sucumban a esos “encantos”.
https://www.youtube.com/watch?v=Gyrq9U0Ug74
Pero la sociedad moderna gobernada por las redes sociales no perdona estos desacatos por parte de la minúscula minoría vegana. Esta “secta poseída por el demonio” en lugar de querer ser aceptada por la sociedad “omnívora” va al choque en forma decidida y sin eufemismos contra el establishment, tratando de hacer públicas imágenes que le son vedadas a la caterva, para que esta consuma sin restricciones y sin problemas de conciencia. No solo eso, tienen el “tupé” de pasarse soberanamente por el forro la historia misma de la humanidad -cosa que molesta y perturba a la “paz” social-, y no se quedan con eso, sino que también la ridiculizan y argumentos no les falta. El vegano dice que es una verdadera locura que nuestra especie se alimente de leche de vaca durante toda la vida. La respuesta repetitiva y carente de todo rigor científico de un mundo acostumbrado a la frase más peligrosa de la humanidad que dice que “toda la vida lo hemos hecho así”, es que “nos aporta el calcio fundamental para nuestros huesos”.
Se le atribuye al siniestro Joseph Goebbels la frase “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Tan exitosa resultó la labor del ministro de propaganda del régimen nazi, que no estoy lejos de la verdad si afirmo que sus mecanismos han sido copiados reiterativamente por la industria láctea, para que los embrutecidos humanos consuman leche de vaca como la verdadera panacea desde que nacen hasta que mueren. La argumentación del vegano se basa exclusivamente en la naturaleza, la cual dice que cada especie mamífera se alimenta de la leche de su madre, solamente durante el ciclo de la lactancia, luego beberá exclusivamente agua. Como beber leche de vaca es lo más normal para una sociedad que no conoce el verbo razonar, esta ve como un desatino que un servidor les plantee la opción de beber leche de cerdas. Yo pregunto: ¿Por qué no? Utilizando el argumento que comen con la misma fruición carne de vaca y de cerdo, ¿por qué hacer la distinción entre la leche de una especie y la otra?
Los otros días compartí con unos amigos el vídeo en que una madre humana amamanta a un cachorro de perro. La respuesta la sabía de antemano: “¡qué asco!”. Mi comentario no se hizo esperar, pues estaba preparado de antemano: “beber leche de cerdo te daría asco, que una madre humana amamante a un perro te causa repulsión, pero ¿te resulta normal que una vaca dé de mamar a tu hijo? Inequívocamente la normalidad mencionada pasa por razones de que se trata de una costumbre social milenaria mencionada en la Sagrada Biblia y “ningún vegano recalcitrante y energúmeno se va a llevar por delante miles de años de historia”.
https://www.facebook.com/diyconcepttv/videos/422290798490580/?v=422290798490580
El vídeo también tiene su sesgo contrario y groseramente tendencioso a la filosofía de vivir con los animales y no de los animales. En algún pasaje del corto, se escudan en los análisis científicos de una especialista para decir que la nutrición vegana es peligrosa pues sus adherentes deben consumir vitamina B12, pues esta proviene del consumo de cadáveres. Craso error.
La dieta que se basa en la ingesta de animales muertos no es buena para nuestra especie, simplemente porque nuestros cuerpos no han sido diseñados para ese tipo de “comida”. Es simplemente el combustible equivocado que a la postre traerá “sorpresas” como el cáncer y la diabetes.
Cuando me inicié en esto del veganismo los dardos me caían desde todos los puntos cardinales; también quisieron inocularme los miedos típicos que mencionó Platón en su Alegoría de las cavernas. El miedo pasaba por la falta de B12, una vitamina fundamental de la que todos me advertían que se obtenía consumiendo productos de origen animal. Pero resulta que la B12 tampoco es sintetizada por los animales. La crea una bacteria que estos animales consumen del suelo y el agua. Antes de la existencia de la agricultura industrial, los animales de granja y los humanos obtenían la B12 al comer rastros de tierra en las plantas o al beber agua de los arroyos. Pero, ahora, dado que pesticidas, antibióticos y cloro matan a la bacteria que produce dicha vitamina, hasta los animales de granja tienen que ser suplementados de B12.
En otras palabras, la vaca desde su nacimiento no tiene B12 en sus músculos, consigue fabricar esa B12 en sus intestinos gracias a la ingesta de unas bacterias que están en la hierba, en el pasto, justo en la tierra que se pega a las raíces de esa hierba, y cuando la ingiere, esas bacterias son capaces de generar esa B12 en sus intestinos y de ahí distribuirse por su organismo. Como actualmente, tristemente, las vacas están encerradas, alimentadas artificialmente, no ven, ni comen hierba, por tanto deben estar suplementadas con vitamina B12 para llegar a los niveles que tenían hace décadas esas vacas que pastaban en el exterior. Por lo tanto, en la inmensa mayoría de los casos, cuando alguien come carne, es el animal (sea vaca, cerdo, pollo) el que se ha suplementado de B12 por él, esa persona se está suplementando “en diferido”.
En resumidas cuentas, el vegano aplica el atajo sin joder la vida de nadie, es decir consume vitamina B12 en pastillas, mientras que los humanos que se alimentan de carroña aprovechan las vitaminas que le fueron suministradas al animal.
A veces me desmoraliza no tener ningún tipo de respuestas a mis artículos, pero entiendo que la gente cree estar bien con este sistema, en el cual los hospitales están atestados de enfermos de cáncer, de colesterol y de diabetes. ¿La razón de esas enfermedades? La comida en un noventa y cinco por ciento.
Por eso no puedo, no me permito bajar los brazos y no me dan las ganas de cubrir otras temáticas banales, pues la verdadera tarea es inculcarle a la gente que lo que se necesita son proteínas, no carne. Lo que se necesita es calcio, no leche. Lo que se necesita es omega, no peces muertos. En definitiva se necesitan nutrientes y no la vida de un animal, pues estos se consiguen pura y exclusivamente del reino vegetal.