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¿Por qué se crucifica a los peleteros y no a los fabricantes de zapatos? ¿Acaso no se trata de la mi


Comercios como zapaterías, carnicerías, marroquinerías, peleterías, avícolas, parrilladas y curtiembres existen gracias a que la mercancía que venden proviene de una única materia prima: cadáveres. No debería existir discusión al respecto. Sin embargo, los humanos tenemos efímeros arrebatos de decencia y cuando estos nos atacan llevamos a la práctica las iniciativas más inverosímiles y absurdas para mostrárselo grandilocuentemente a las masas. Se trata simplemente de modas, y lo que es moda no incomoda. Aquellos que promocionan públicamente el boicot contra las peleterías tienen el respeto y la admiración de todos -al igual que los que combaten la fiesta taurina-. ¿Pero qué pasa si esa misma persona que se desnuda y pinta su cuerpo de rojo al frente de un comercio de pieles almuerza religiosamente todos los mediodías su churrasco de cuadril? ¿No es un contrasentido? ¿No es la misma cara de la moneda?


Al decir que la trama del negocio de las pieles es sobrecogedora no estoy descubriendo nada. Millones de animales son asesinados anualmente por la insaciable demanda de la industria textil. Lo que antes era una necesidad para ciertas latitudes, gracias al compromiso de la gente con la causa de erradicarla, pasó de símbolo de estatus a ser ferozmente cuestionada debido a los métodos crueles que se utilizan para la obtención de su materia prima. Visones, zorros, chinchillas, martas, cocodrilos, hurones, serpientes, castores y armiños, entre otros, forman parte de ese ejército que surte de municiones a esta industria. Estos animales son criados en su amplia mayoría en granjas -donde se los manipula y mata- o capturados directamente en su hábitat natural, ya sea a través de la caza o mediante trampas. La vida en estos recintos cerrados habla de vidas miserables y hacinamiento.

Al igual que los gansos utilizados para foie gras, los animales apreciados por su pelaje también son alimentados con ración especialmente preparada para acelerar su crecimiento. A su vez, son inmunizados contra enfermedades que se dan solo cuando se aglomera indiscriminadamente una gran cantidad de animales, además de manipulados genéticamente para lograr unidades con pieles más uniformes. La forma de morir es la última parada de un periplo desgarrador y despiadado que sufren estas víctimas del mundo "fashion". Desnucados, gaseados o inyectados con hidrato de cloro de conformidad con las particularidades propias de cada especie, asfixia mediante monóxido de carbono, electrocución por vía anal, bucal o vaginal, son algunas de las diferentes clases de muerte elegidas para aquellos animales que "contribuirán" para que los humanos no padezcamos frío o estemos “a la moda”.

Evidentemente causa dolor e indignación ver fotos de animales despellejados; son portadoras de una crudeza extrema y es lógico que provoquen nuestro rechazo. A tales efectos, a finales del siglo anterior comenzó un proceso de "sinceramiento" por parte de la comunidad internacional para crear esa suerte de bloqueo que contribuyó a que ese rentable negocio fuera casi a la bancarrota a causa del maltrato animal.


¿Qué se podía inventar para crear ese efecto en la gente? El recurso de boicotear tal industria. Visité varias páginas de internet que escriben sobre el tema y sacando un poquito de aquí y otro de allá, pude armar un discurso prácticamente textual que apela a argumentos reales y emocionales -que calculo nadie podrá estar en desacuerdo-: "La mejor arma es el boicot. ¡No adquieras piel animal! ¡No utilices la angustia de otras criaturas como prenda, ni la uses como complementos o decoración! Apuesta por fibras vegetales y sintéticas. Evita comprar prendas de aquellos diseñadores y marcas que usan y fomentan las pieles y, por el contrario, promociona aquellos que las rechazan y se esfuerzan por crear prendas alternativas. Difunde cómo se fabrican los artículos de piel, desde su origen. No te dejes engañar por la patraña peletera que dice que las pieles sintéticas son más contaminantes, pues es otra falacia. Al contrario, las sustancias con las que se tratan las pieles naturales contaminan más que las que se emplean para elaborar tejidos sintéticos.

Cuando veas a alguien con un abrigo de piel, no calles tu rabia. Dile que tenga cuidado con el rastro de sangre que va dejando a su paso, dile que la crueldad no es elegante y pregúntale si se siente realizado como persona habiendo mandado asesinar por lujo a seres inocentes. Haz que esas personas caminen por la calle siendo señaladas por muchos dedos, como ya ocurre en otros países. Llama y escribe a medios de comunicación, revistas y comercios que promocionan el uso de pieles instándoles a que cambien de actividad y advirtiéndoles que harás lo posible para quitarles clientes. En definitiva, no colabores con el mal, no te calles y acuéstate con tu conciencia limpia cada noche”.

Indudablemente, estas campañas agresivas en contra de la industria peletera -en algunas ocasiones con formidables puestas en escena de cientos de personas desnudas y "ensangrentadas"- trajeron aparejado un descenso pronunciado de las ventas en ese rubro. Lo que sucede es que la gente siente miedo a que la anden señalando con el dedo, como si se tratara de asesinos seriales.

Los argumentos manejados por estos detractores son impecables y no tienen desperdicio, pues resaltan una verdad demoledora. Pero tengo que reconocer también que son de una sublime cursilería barata. Apuntan con toda la artillería a despertar la lágrima fácil, la vulgar compasión. ¿Por qué tienen éxito? Simplemente porque se trata de ropa. Incomoda un poco la zona de confort, pero no constituye nada traumático. Perfectamente una persona puede dejar un abrigo de cuero por uno sintético y no va a salir a lloriquear por los rincones. Esas hermosas modelos que salen desnudas en la foto cargando un animal sin forro, ¿estarán vestidas todo el día con zapatos sintéticos? ¿Por qué se crucifica a los peleteros y no a los fabricantes y vendedores de zapatos? ¿No se trata de exactamente lo mismo? ¿No estamos hablando de la misma tortura, el mismo final y el mismo destino de la "mercancía"? ¿Por qué la persecución va dirigida exclusivamente a los peleteros? El zapato de cuero forma parte de la vestimenta, así que desde ese punto de vista se equipara con un tapado de piel de visón. ¿Hay alguna diferencia entre un abrigo de cuero de vaca y un saco de armiño? ¿Verdad que ninguna? Jamás he visto una manifestación para erradicar el calzado de cuero, ni que se atentara contra mataderos de animales. De igual forma, las protestas se hacen contra las carreras clandestinas de perros, mientras los permitidos hipódromos gozan de excelente salud y pingües ganancias. Los factores culturales son los que pesan al medir con otra vara cosas que son exactamente iguales.


Por eso yo propongo que la persuasión se canalice también hacia los hipódromos, los frigoríficos, las carnicerías, las zapaterías, las avícolas, las lanerías, la industria láctea, y así puedo seguir derramando ríos de tinta. La respuesta siempre está en la zona de confort y sabe a mezquina conveniencia. Ese discurso lo aprendí de memoria, pues desde que adopté el veganismo como filosofía de vida, las discusiones y hostilidades hacia mis puntos de vista están a la orden del día. Hay que penetrar en el cerebro de las personas para entender la situación, pues lo que para mí es una cosa obvia que representa exactamente lo mismo, la gente -por su parte- pretende hacerme creer que estoy equivocado y que no sé separar las cosas: una cosa es un abrigo y otra muy diferente la comida.


Por ahora las cartas están echadas, por lo que Jennifer López seguirá siendo una perversa por presumir de sus tapados de "exóticas" pieles, mientras que los acaudalados que tienen la "fortuna" de vestir zapatos (de cuero, por supuesto) Alden o Edward Green y los anónimos que visten suéteres de lana serán ponderados como excelentísimas personas.



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