top of page

El infierno en la Tierra


No hay mejor frase en la literatura universal para definir lo que significa un matadero que la renombrada: Lasciate ogni speranza, voich’entrate ("Vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza"). Es decir, la bienvenida al infierno de La divina comedia, de Dante. Los animales no necesitan demasiada inteligencia para comprender con sus cinco sentidos que esa es la parada final de una vida signada por la desgracia.


Por estas razones, cuando me dispongo a ver vídeos sobre los mataderos, ya sé de antemano que las filmaciones van a estar hechas en la modalidad de cámara oculta y que el rostro adusto del presentador hablará por sí solo: "lo que van a ver a continuación son imágenes muy fuertes que pueden llegar a herir su sensibilidad". Siempre me pregunté: ¿por qué tanto misterio? Que yo sepa, lo que sucede paredes adentro no viola ninguna ley jurídica ni el orden social, ¿o será que por una cuestión de "marketing" no es necesario que la gente vea lo que ya sabe o imagina? Si así fuere, ¿qué sentido tendría? Solamente hacer pasar un mal rato a los pobres y compungidos espectadores que aplacarán sus efímeros remordimientos con una sabrosa tostada con sendas fetas de salame milanés y queso cheddar.


No logro entender a qué obedece tanto arcano o, mejor dicho, creo entenderlo muy bien. Dichos presentadores se hacen ver como paladines de la justicia porque se aprestan a "desenmascarar" la trama violenta que se lleva a cabo en estos lúgubres complejos fabriles. Toda persona que se precie de sensible finalizará de ver el vídeo con un avanzado sentimiento de indignación. Comparto ese sentimiento, pero el mío corre por otro carril. Mientras la gente no discute en absoluto que el animal debe morir -ya que antes de ser vida y sentimiento, es alimento-, yo recorro exclusivamente la senda vegana. El presentador, los empleados del matadero, las autoridades del mismo y casi todos los espectadores no discuten que los animales deben morir, pues así lo dictaminó Dios y la historia. Lo que enfurece a la gente es la vejación, el tortuoso periplo por el corredor de la muerte. El trágico final del animal en sí mismo no interesa a nadie, pues para ello viene el disfraz, el soberbio contrasentido de la "muerte piadosa" usado tanto por seculares como por religiosos, y que da una gran mano para acallar la voz de los remordimientos.


La insaciable gula humana -que exige cuatro comidas diarias basadas en productos de origen animal-, hace que el sistema no se lleve bien con palabras como sentimentalismo, compasión o piedad. Lo único que importa es producir más y más, y eso se logra a base de trabajos forzados, esclavitud y por supuesto, muerte. Ese sufrimiento nace con la vida misma y muere con la muerte; allí recién llega el sosiego, la paz. En todo momento los animales son conscientes del entorno mísero que los rodea y perciben cuál será su destino. El trabajo allí se hará en tres turnos de ochos horas cada uno, y no habrá tiempo para temas superfluos y diatribas en pro de los derechos del animal.


Absolutamente todas las empresas actúan con la misma crueldad, y si la gente sigue en la contumacia de consumir carne, leche y huevos es simplemente por una cuestión cultural, por ignorancia, por ser fríamente apática e insensible al dolor ajeno, y porque la fastuosa inversión en publicidad tiene la magia de revertir un acto criminal en un obsequio de la naturaleza.


https://www.youtube.com/watch?v=-vCd21bV310 (vídeo gentileza de Mercy For Animals - Latinoamérica

Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page